>>s: habían… que tenía mi papá por… eh… con mi mamá. Entonces, ah… ahí vivimos con otra familia americana. Lo más destacable, lo que más resalta en mi estancia en Zapopan es que… no lo va a creer… pero casi me muero. Y lo digo en serio. Ahí en esta casa, aunque moderna, no tenía escape para los gases el calentador de agua. Estaba precisamente montado en el baño mismo arriba de un gabinete, y los gases yo creo se suponía que la ventana debería haber… de estar siempre abierta. Sin embargo, por el frío o que se yo, no se mantuvo abierta la ventana ese día. Yo tenía nueve años. Me metí a bañarme y pues acabé de bañarme, pero empecé a marearme muy, muy feo y entonces me arrastré hacia la puerta. Yo a los nueve años supuse que a lo mejor tenía que, que a lo mejor esa era la causa, pero no alcancé creo yo [ Inaudible ] Y lo que pasó pues, ahí fue donde se me empezó a salir la vida. Porque yo me desmayé y los gases estaban en el baño. Lo… lo que me salvó fue que mi, las muchachas mismas, que mis hermanas y las que vivían allí que estaban en el orfanatorio, querían usar el baño y toque y toque y toque, grite y grite, y pues yo no salía. Entonces mi madre se asustó. Mi padre que había salido con el otro amigo que estaba, habían venido a Guadalajara mismo, a la ciudad. Se quedó un amigo que recientemente la noche anterior había llegado de Bay Town, que se llamaba Brown, Mr. Brown. Él era un ah… chofer de un camión y lo que hacía era remolcar casas móviles, mobile homes, para la gente y los montaba. Entonces él vino porque conocía, no me acuerdo si mi papá o al otro amigo, y este… acababa de llegar. El decidió no irse con mi papá. Entonces era el único varón digamos que tenía capacidad de montar paredes o qué sé yo tumbar puertas. Entonces se atrevió a subir por la barda de concreto o de bloques, y luego por una viga de concreto que atravesaba que precisamente iba al baño mismo. Entonces, con una navaja o algo pesado quebró el vidrio y es cuando él supo lo que sospechaba todo el tiempo. Que estaba lleno de gases ese cuarto. Entonces se bajó, y agarró su hacha o su pico que traía, creo que era un pico y tumbó la puerta como pudo y allí estaba yo tirado en el suelo, muy, muy, muy mal. Morado desde la cabeza, desde el cuello hasta los pies. Nada más me quedaba poca vida dice la enfermera que trabajaba con mi mamá. Así que entre ella que ella por ser enfermera conocía como dar primeros auxilios y el amigo este que vino de Estados Unidos. Él tenía un tanque de oxígeno. Así que entre el tanque… y de boca a boca que me estaban dando empecé a revivir porque la enfermera le dijo a mi mamá este muchacho no va a revivir. Estaba muy… ella no pensaba que yo iba a revivir. Estaba yo bien ido, bien desmayado. Pero gracias a Dios, que entre el esfuerzo de las dos y pues la misericordia de Dios reviví y luego, luego sentí pena porque yo dije yo no tengo ropa. Me habían tapado, pero yo sabía que algo estaba mal. Sabía que no tenía mi ropa, pero tapadito por supuesto. Entonces mi mamá ya sabía que estaba bien porque luego, luego me dio pena. Esa fue una de las cosas más ah… que más recuerdo de esa casa aparte de que mi hermana, que le decíamos Sandy, un año y medio mayor que yo, ella también allí sufrió un accidente.