>>s: que quieras. Entonces, bueno, le enseñé a ellos y después, encontré otro trabajo ahí, que había un… eh… me habían dicho, alguien me había dicho que una escuela privada necesitaba a un profesor de inglés, un maestro de inglés, ¿no? Para cuarto grado. Así que fui y el dueño, era una escuela privada, resulta que el dueño era argentino, pero casado con paraguaya, que vivía ahí eh… y le digo, fui a hacer la entrevista y le dije mi nombre soy Esteban Calles. Y el hombre ¿Calles, Calles? ¿No tenés algo que ver vos con un tal José Calles? Le dije sí, ese es mi tío. ¿Ah, sí? Y el otro mi papá. ¿Y cuál es tú papá? Mi papá es Oscar Calles. Ah, sí, José, Oscar, yo los conozco, eso cuando éramos muchachos, éramos todos solteros y justo, resulta que eran de la misma congregación todos ellos. En una provincia de Mendoza, mi papá, aunque él era de Buenos Aires, de la provincia de Buenos Aires, pero de vez en cuando, se iba a predicar a una, a una provincia cuando era joven. Se llamaba Mendoza, y mi tío, el hermano mayor de mi papá se llamaba José, los dos se iban a predicar ahí a estas congregaciones rusos, eran rusos, pero rusos argentinos, pues ya no hablaban más ruso, solamente hablaban castellano. Eh… entonces, desde ahí, desde que eran solteros que se conocen y entonces, me dijo ah si sos el hijo de Oscar, ningún problema, ya tenés el trabajo. Y le dije pero no me hiciste la entrevista. No, no importa, yo conozco a tu papá, con eso alcanza. Y ahí me conseguí el trabajo. Lo que es tener el contacto, no importa si yo era calificado o no… él dijo ah, no, yo conozco a tu papá, a tu tío, dijo, acá trabajas conmigo. All right… entonces, empecé a trabajar en esta escuela privada, a enseñarles inglés a los paraguayitos. Eh… fue bastante divertido, lo pasamos bastante bien ahí, en Asunción. A mí me gustó la ciudad. ¿Vivir ahí? >>i: [ Inaudible ] >>s: No, a los paraguayitos no, ellos eran, los paraguayitos eran de cuarto grado. Ellos entendían, eran inteligentes. Los que eran difíciles eran los, los chinos, eran duros como una piedra, no les entraba nada. Yo les decía, pronunciá así, pronunciá esta palabra y el chino no podía, no… no le salía, eran durísimos, esos sí eran duros para, para aprender inglés… claro, los muchachos ya tenían veinte años, un poco más. Cuando son grandes es un poco más difícil. Yo creo que yo aprendí más chino de ellos, que ellos aprender inglés de mí. Así que… bueno… después, me vine para acá a Texas, bueno… no, no fuimos, me fui a Anaheim, a California,